Los proveedores de servicios públicos no están necesariamente dirigidos por un poder mayor, no es un juego con las palabras. Pueden cometer fallos. Pueden leer mal un medidor o querer los gastos sin revisar el medidor en lo más mínimo. Por eso los administradores de servicios de comida han de saber de qué manera leer sus propios medidores y comparar esas lecturas usando los gastos cuando llegan. No sólo mantendrán a las compañías de electricidad honestas, sino que van a poder registrar la utilización y ver si las medidas de conservación de energía que han incorporado marchan, semana a semana.